Cuando se habla de estrés infantil surgen un sinnúmero de preguntas, cuestiones, dudas, e
inquietudes. ¿Cómo saber si mi hijo sufre estrés? ¿Cómo evitarlo o prevenirlo?
¿Qué tipos de estrés pueden atacar a los niños? El estrés afecta cada vez a más
niños y debe tratarse cuanto antes para evitar que se convierta en enfermedad
más tarde. Las señales que los niños están bajo estrés son las mismas
que las de los adultos con la diferencia que los adultos la identifican pero
los niños, no.
Los síntomas del estrés infantil son muy
visibles, en la mayoría de las veces. Los niños que tienen estrés, suelen:
Sufrir de dolores de estómago y de cabeza, una y otra vez, como si fuesen algo crónico.
Mostrarse más enfadados, irritables o explosivos, pero hay otros que se retraen y se muestran distraídos y deprimidos.
Presentar problemas y trastornos en la alimentación. Muchas veces no quieren comer, y en otras comen pero sienten molestias en el estómago.
Presentar dificultades para conciliar el sueño.
Contraer todo tipo de enfermedad y con frecuencia.
Sufrir de dolores de estómago y de cabeza, una y otra vez, como si fuesen algo crónico.
Mostrarse más enfadados, irritables o explosivos, pero hay otros que se retraen y se muestran distraídos y deprimidos.
Presentar problemas y trastornos en la alimentación. Muchas veces no quieren comer, y en otras comen pero sienten molestias en el estómago.
Presentar dificultades para conciliar el sueño.
Contraer todo tipo de enfermedad y con frecuencia.
Causas del estrés infantil
El estrés puede llegar a los niños
por distintos caminos y causas por las que llegan a los adultos, solo se
diferencian en la intensidad, el mundo, así como todo lo que ocurre en ello,
por ejemplo, representa más amenazas a los niños que a los adultos; las prisas,
el ajetreo, los atascos, el exceso de actividades, las presiones, las noticias
no siempre agradables, asustan a los niños, todo cambia demasiado rápido y con
mayor frecuencia para ellos.
Los desastres naturales, el divorcio de los padres, el nacimiento de un hermano el cambio de casa, el familiar enfermo, la inestabilidad del hogar, la soledad, los miedos,
la muerte,
así como la demasiada presión de los padres y del colegio por buenas notas, las
prisas y exigencias, los cambios físicos, y las burlas de algún compañero, son algunas de variadas situaciones que pueden
generar estrés en los niños.
El estrés es inevitable cuando los niños
viven situaciones como estas y se encuentran con una baja autoestima, por esta razón es muy importante que brindemos a
nuestros hijos cariño, compañía y cercanía. Que les ofrezcamos un clima de
seguridad y de confianza. ¿Cómo? Hablando con ellos sobre lo bueno y lo malo,
dándoles información apropiada para su edad, sobre sus emociones, el ambiente y
las relaciones sociales. La demostración de interés sobre sus pensamientos, sentimientos,
y reacciones también les ayudará a sentirse protegidos.
Aparte de eso, también se debe estimularles
a que coman saludablemente, y que hagan ejercicio físico o algún deporte,
con regularidad, y que descansen y se relajen, sobretodo; lo que NO es
aconsejable hacer es quitar importancia a sus sentimientos y habilidades, debemos
estimularles a manejar situaciones que ellos sean capaces, pero que evitan, tenemos
que tratarles como los seres preciosos y valiosos que son.
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